Link Retiro Virtual de Semana Santa para Lectionautas (11, 12 y 13 de abril de 2022)

Link Retiro Virtual de Semana Santa para Lectionautas (11, 12 y 13 de abril de 2022)

Organizan: CEBITEPAL y Equipo Lectionautas.

Dirigido a: todos los lectionautas, agentes de pastoral, público en general.

Fecha y Hora: 11, 12 y 13 de abril de 2022. Lunes, martes y miércoles de 7:00 a 8:30 p.m.
hora de Colombia.

Objetivo: Tener una experiencia con Dios y los hermanos a través de la Lectio Divina, para vivir la Semana Santa.

GRATUITO

Link: https://us06web.zoom.us/j/82743570255
ID de reunión: 827 4357 0255

“Cuando llegaron al Calvario, lo crucificaron…” (Lc 22,14-23,56 – Domingo de Ramos)

“Cuando llegaron al Calvario, lo crucificaron…” (Lc 22,14-23,56 – Domingo de Ramos)



La liturgia de la Palabra de este domingo está engalanada con ese texto antiquísimo de la Pasión según Lucas. De ella, todos los fieles cristianos estamos hoy llamados a recibirla como signo de alimento y salvación. La referencia física al lugar de su crucifixión está a la base de todo un itinerario realizado por Jesús, desde su nacimiento en Belén hasta esta hora definitiva de su proyecto de salvación en El Calvario. Naciendo pobre en Belén acompañado por pastores los más humildes de su tiempo, ahora muere entre dos humildes hombres condenados por delitos públicos. A aquellos les ofreció la alegría de verlo nacer como signo de la aurora de un gran día que ya despuntaba, a uno de estos malhechores le ofrecer en ese mismo instante la gracia de llegar a esa aurora definitiva y prometida. El Jesús que en su vida narrada por Lucas, lleno del Espíritu Santo ora una y otra vez, termina también entre la más natural experiencia de volver continuamente a través de la oración a su Dios y Padre, manifestando hasta el final su ser de perfecto modelo del orante. Pero su ejemplaridad marcada por una muerte tan coherente como lo ha sido toda su vida, no sólo se basa en la oración, sino también en esa manera única de mostrar a sus discípulos de todos los tiempos, la práctica del perdón a los pecadores y el perdón por las ofensas recibidas: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Lección que repitió durante toda su existencia terrena. A este mismo nivel de amor y misericordia se encuentra el episodio del criminal arrepentido al que Jesús ofrece el don de la salvación en el reino venidero. Toda la pasión narrada por el tercer evangelista nos es de parámetro meditativo para ver en primer lugar al Mártir del Calvario como el ejemplo que debemos seguir, pero a la vez, buscar en esta semana el deseo de acompañarlo en el misterio de su muerte redentora, ocupando el lugar esos varios personajes que se presentan en la narración, a saber: el grupo de los Doce, Pedro, Simón de Cirene, las piadosas mujeres que se lamentan por Él, las autoridades judías y romanas, el grupo numeroso de los curiosos que estaban allí por motivos de la fiesta de Pascua, etc. Meditar el relato de la Pasión de nuestro Señor Jesucristo en este Domingo de Ramos, es la mejor forma para adornar esa Palma bendita que portando en nuestras manos es signo de querer estar toda la semana contemplando a aquel que como dice la Escritura “lo traspasaron” con los clavos en la cruz y todo por nuestro amor y salvación.

Encuentro ABE-ABIE

Encuentro ABE-ABIE

Los días 31 de marzo a 2 de abril de 2022 vamos a celebrar el encuentro de las asociaciones bíblicas Española e Italiana en Salamanca; el tema general que se va a desarrollar es “El sacrificio en la Biblia”

Programa:

Jueves  manaña: 

  • 9:15-9:30. Presentación
  • 9:30-11:00. Potencia y diálogo AT: “La fuerza inclusiva de los sacrificios del Levítico”, por Junkal Guevara (Facultad de Teología, Granada, Universidad Loyola)
  • 11:00-11:30. Descanso
  • 11:30-13:00. Ponencia y diálogo AT: “Il sistema sacrificale di Levitico e Numeri a confronto: ripetizione, riformulazione o complemento?”, por Francesco Cocco (Universidad Pontificia Comillas)

Jueves  tarde: 

  • 15:00-17:00. Seminarios
  • 17:00-17:15. Descanso
  • 17:15-18:45. Seminarios

Viernes  manaña: 

9:30-11:00. Ponencia y diálogo NT: “¿Sacrificaba Pablo en el Templo de Jerusalén tras su llamada?”, por Álvaro Pereira Delgado (Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla)

11:00-11:30. Descanso

11:30-13:00. Ponencia y diálogo NT: “Antropologia e teologia del sacrificio nella Lettera agli Ebrei”, por Paolo Garuti (École Biblique, Jerusalem – Pontificia Università S. Tommaso, Roma)

Viernes  tarde: 

  • 15:00-17:00. Seminarios
  • 17:00-17:15. Descanso
  • 17:15-18:45. Seminarios

Sábado  manaña: 

  • Visita a la Universidad
  • Visita a la ciudad

 

Directores de seminarios de AT:

José Antonio Garijo (Universidad Pontificia de Salamanca)  

Simone Paganini (RWTH Aachen University)  

Luca Mazzinghi (Pontificia Universidad Gregoriana) 

Nuria Calduch-Benages (Pontificia Universidad Gregoriana) 

Directores de seminarios de NT:

Sergio Rossell (St. Louis University. Madrid) 

Antonio Pitta (Pontificia Universidad Lateranense) 

Directores de seminarios de aspectos interdisciplinares:

Carlos Gil (Universidad de Deusto) 

Massimo Naro (Facultad de Teología de Sicilia, Palermo) 

Descargar este archivo https://www.abe.org.es/attachments/article/623/Programa_ABE-ABI_2022.pdf

“Cuando llegaron al Calvario, lo crucificaron…” (Lc 22,14-23,56 – Domingo de Ramos)

“Se encaminó hacia su padre…” (Lc 15, 1-32 – IV Cuaresma)

La parábola de este domingo está reflejando claramente que no se trata de una historia de crisis intrafamiliar, sino por el contrario cuenta con lujos de detalles la historia de un “retorno” y el “amoroso recibimiento que da un padre”. No hay mejor contexto tomado por el ingenio de Jesús, que el de la relación de padres e hijos, para explicar el conocido del verbo hebreo shûb, “retornar”, en su sentido profundo de conversión. Los evangelios utilizan el término griego metanoein, referido más bien al “cambio de mentalidad”, un cambio de ruta, tal y como lo haría un pastor beduino que en marcha por el desierto se da cuenta de estar tomando un sendero que lo aleja en espacio y tiempo de las fuentes de agua, fundamental para la vida de su rebaño. El largo relato de Lucas, nos lleva en primer lugar a la descripción de lo que acontece, el hijo menor se va pero recapacitando por la mala experiencia vivida, decide volver, se convierte: “Me levantaré y volveré a mi padre”. Tal como lo señala el evangelista, se trata de un acto de verdadera conversión, jugó el joven con su vida y perdió, no sólo el dinero de la herencia, sino su dignidad y la confortable vida que poseía en la casa paterna. El duro exilio voluntario le hizo tocar fondo y es desde esa dura realidad que experimenta, no busca acabar con su vida sino confiar en que su padre le recibirá. Este papá es su única y verdadera esperanza, y no quedará defraudado. En efecto, su padre lo ha esperado desde el primer día que se fue, y al verlo venir se hace el servidor de ese hijo suyo que ha regresado en estado de muerte, pero su amor y compasión le devolverá la vida. No hay que olvidar que el hermano mayor, sí le ha cerrado la puerta de la casa y de su corazón y no puede comprender el proceder de su padre. Esta liturgia queridos lectores, ricamente penitencial y propia de este tiempo cuaresmal, es un fuerte llamado a la conversión y a la penitencia, asociando su sentido de confianza y abandono a la misericordia del Padre Dios, que siempre está dispuesto a perdonarnos y animarnos a suscitar con la fuerza de su Espíritu el deseo de querer volver a sus brazos de Padre. Por eso bien lo señalaron los profetas, este es el tiempo de la misericordia, es el tiempo de la salvación. Es el momento para volver a escuchar esta parábola y permitirle que su efecto salvador en nosotros, nos haga volver a la casa paterna de la que nunca tendríamos que haber salido.

“Cuando llegaron al Calvario, lo crucificaron…” (Lc 22,14-23,56 – Domingo de Ramos)

“Señor, déjala también este año…” (Lc 13,1-9 – III Cuaresma)



Al texto evangélico de este domingo le precede la primera lectura del encuentro de Dios con Moisés en el desierto, tomado del libro del Éxodo (3,1-8.13-15). Es la revelación de Dios de manera única en la cual se da también un extraordinario diálogo, en el que Él revela su nombre secreto. Dar a conocer su nombre, en esa cultura semítica, significa conocer su realidad misma, indicando con el nombre todo su ser y su fuerza, la esencia más genuina de quien se es. Llama la atención como Dios no se revela en un sustantivo sino en un verbo, es decir, una forma activa, no estática o inerte, como bien se señala de un ídolo. Con este texto del Éxodo comprendemos cómo Dios abrió ese diálogo con el hombre, que de nuevo vendrá a ser interrumpido por esa actitud ya no de su elegido, Moisés, sino del pueblo mismo, como lo señala san Pablo en la segunda lectura, sobre todo con el uso del verbo “murmurar”, verbo bíblico que indica directamente la incredulidad, el desprecio al Señor y la desconfianza en su poder. Es por tal razón, que el Evangelio quiere ser hoy el retomar ese diálogo cortado entre Dios y los hombres, manifestado en la parábola del dueño de la viña y el campesino. Con sus tres años de ministerio Jesús ha querido ser ese campesino que aboga ante el dueño (el Padre) por la aridez y la indiferencia de la higuera (el pueblo de Israel). Cumple así su gran papel de mediador, intercede por la humanidad a la cual también invita a convertirse (metanoein), verbo que en el original griego indica “cambiar de mentalidad”. En definitiva, no estamos tratando con un ídolo al que podemos manipular a nuestro antojo, estamos tratando con la real presencia de Dios, de quien recibimos misericordia y paciencia para darnos siempre más posibilidades de cambio sincero, más tiempo para aceptar el mensaje de su Hijo, el cual ha pedido un año más, cifra de un tiempo definido pero no determinado en su final, porque aboga a la bondad de un Dios que siempre puede dar más y más prórrogas para que el árbol pueda dar frutos. Hermosa y santa Palabra de Dios la de este domingo, que nos coloca entre la personal decisión de aceptar a ese Dios vivo y verdadero del que nos habla Jesús, rico plenamente de misericordia y amor, de quien sólo podemos recibir vida, para tenerla en abundancia. Fuera de la savia de su Espíritu vivo y vivificador no hay experiencia de vida verdadera, por eso es que Jesús está urgido en que volvamos a Él.

“Cuando llegaron al Calvario, lo crucificaron…” (Lc 22,14-23,56 – Domingo de Ramos)

“Subió al monte a orar” (Lc 9,28-36 – II Cuaresma)



Hoy caminando juntos en este maravilloso tiempo de conversión, acompañamos a Jesús, el misterio de todo un Dios que se oculta bajo los rasgos de un hombre que camina por los senderos de Palestina. Hoy el texto sagrado nos hace contemplar su resplandor, sus tres discípulos han podido ser testigos de algo que pronto se develará plenamente, algo en Él comienza a despuntar. Lucas es el único de los evangelistas para conectar este acontecimiento del monte Tabor, como lo es conocido por nosotros, con la Pascua al señalar el diálogo de Jesús con Moisés y Elías: “Hablaban de su muerte que se cumpliría en Jerusalén”. Señalemos amigos que la traducción de “partida” (muerte) no corresponde exactamente al original griego que habla de “éxodo”. Él es en verdad el nuevo Moisés que llevará al resucitar y subir al cielo, como dice la Carta a los Hebreos, a una gran multitud de rescatados como el líder que va a la cabeza del grupo. Ese será el verdadero Éxodo de la esclavitud del pecado, de la muerte hacia la libertad perfecta y la vida. Lucas al señalar que sube a un monte, lugar del encuentro con Dios, como señala la Biblia, y por ende lugar de oración para todos los hombres creyentes, coloca a Jesús que sube ante la inminencia de su final destino que intuye será doloroso, sube para orar, y en esa cumbre espiritual el Padre mismo le hace probar con su oración, la transfiguración, en griego “metamorfosis”. Envuelto en la luz, signo divino, sumergido en la gloria, venerado por Moisés y Elías, símbolos de la ley y lo profetas, Cristo “se revela” en su profunda y misteriosa verdad: “Este es mi Hijo, el elegido”, le dice el Padre. En este domingo el cristiano orando sinceramente y con constancia se permite ver la epifanía del Hijo de Dios, reconociendo el lazo de amor profundo que une a Jesús al Padre. El maravilloso efecto de la oración que le permite al Hijo, ver y probar la gloria luego de su dolorosa pasión. Subió al monte seguro que su ser humano le agitaba por el miedo y el terror su propia alma, pero ora y el Padre que le viene a su encuentro le colma de paz y seguridad que después del tomento y el horror de la cruz, sus cinco llagas se llenarán de gloria y su vida resplandecerá para siempre como primogénito de entre los muertos. Nos ayude al oración de este día para meditar en el camino de Jesús y el nuestro.